Alemania ha sido un de los países europeos con más éxito en cuanto a estímulo de la rehabilitación energética, con un objetivo de rehabilitación del 2% anual y un objetivo de reducción de la demanda energética de sus edificios de un 80% antes de 2050 y ha alcanzado, además, impresionantes niveles de cofinanciación público-privada en los proyectos de rehabilitación energética. Desde 2006, cada euro que invirtió el Gobierno alemán como aportación de capital al banco estatal KfW, se tradujo en cuatro euros invertidos por los mercados y por los propietarios de los edificios. En los últimos años esa relación se incrementó hasta 9 veces. Es decir, que los 6 mil millones de euros aportados por el estado a KfW impulsaron 27 mil millones de euros en líneas KfW y la misma cantidad por parte de los propietarios: un total de 54 mil millones en tres años. Este efecto cascada fue generado gracias, entre otras cosas, a la participación de bancos privados con créditos abajo interés.
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