jueves, 4 de octubre de 2012

CONSUMO ENERGETICO.

ESTRATEGIAS.

En España, el 27 % de la energía consumida corresponde a los edificios del sector residencial y terciario. Este consumo se distribuye de la siguiente manera:
  • Calefacción y refrigeración (38-59 %).
  • Agua caliente sanitaria (27%)
  • Iluminación (3%).
  • Electricidad (22-7 %)

El elevado consumo energético, debido a las nuevas exigencias de confort, y al incremento de construcción de edificios, provoca de forma directa unas emisiones elevadas de CO2. No obstante, se sabe que hay un potencial de ahorro alrededor del 22 % con actuaciones de reducción de la demanda energética y de eficiencia energética en los equipos y sistemas.
Actualmente hay un marco legal favorable:
  • La entrada en vigor del “Código Técnico de la Edificación, Documento Básico de Ahorro Energético. DB-HE.
  • La modificación del “Reglamento de Instalaciones Térmicas de Edificios (RITE)”.
  • La aplicación de la Certificación Energética (RD 47/2007 de 19 de enero )
  • El Decreto de Ecoeficiencia . 21/2006 de 14 de febrero.
  • Y las ordenanzas solares municipales (actualmente presentes en gran parte de las poblaciones).
 Esta normativa supone un gran reto para los técnicos, que en poco tiempo deben diseñar los proyectos con los nuevos requerimientos. La Normativa actual con el documento básico CTE – HE Ahorro de energía define las exigencias básicas en cuanto a:
  1. Limitación de la demanda energética.
  2. Eficiencia energética de las instalaciones de luz
  3. Agua caliente sanitaria con captación solar.
  4. Aportación fotovoltaica mínima.
  5. Rendimiento de las instalaciones térmicas de los edificios (RITE) (actualmente en revisión).
Tradicionalmente el hombre ha tenido en cuenta las condiciones climáticas y de entorno a la hora de diseñar los edificios, y ha condicionado su forma para tener el máximo de confort ambiental interior (confort térmico y lumínico). Con el aumento de la población, la ocupación del territorio y el incremento de exigencias de confort, no ha sido suficiente el diseño pasivo de los edificios y se han incorporado los sistemas activos, es decir las instalaciones, para llegar a niveles de confort más elevados.
El diseño pasivo de muchos de los elementos, supone incorporar soluciones adecuadas al clima y al ecosistema de la zona donde esté implantada la vivienda para poder conseguir confort interior, reduciendo al máximo las aportaciones energéticas que supongan consumo energético.
Las condiciones de confort en invierno y en verano son muy diferentes al igual que lo son para climas húmedos o climas secos. Los parámetros que se tendrán que controlar son: temperatura de sensación, movimiento del aire, humedad del aire, calidad del aire, nivel de iluminación, color de luz y deslumbramiento. Por lo tanto se deben prever estrategias para cada una de las situaciones.

Para controlar las necesidades energéticas, las estrategias en invierno son limitar las pérdidas (con aislamiento) y promover las ganancias (orientación ventanas, inercia).
Las estrategias en verano son limitar las ganancias (protección y control solar) y facilitar las pérdidas (ventilación).

En nuestro clima, utilizando elementos de captación solar en invierno y de refrigeración y ventilación natural en verano, los edificios consumirían muy poca energía para llegar a las condiciones de confort ambiental interior.